Saliendo de un viaje a un círculo del purgatorio: De los procastinadores
Algunas horas atrás visité, junto con Kitty la-que-sabe-demasiado, y debido a nuestro pecado procastinador, uno de los círculos del purgatório de más allá de la FPF.
Para los que no lo sepan, procastinar es dejar para después las cosas que debes hacer ahora. Se le considera pecado, pero como buen pecado, es un arte. Se le asocia a una de las Condiciones perdidas.
Subimos la escalinata, con tétricas y macilentas luces. El cuarto de dos por un metro y medio estaba tapizado con plástico lavable, precaución que nunca fue aprovechada, por lo visto, dada la mugre que teñía de café los muros. Un espejo ostentaba calcomanías de pasta de dientes Crest, y otras marcas igual de recientes. Las revistas databan de la misma época. La luz solamente podía empeorar, si cabe, el lóbrego ambiente. Al fondo se percibía una puerta roñosa, que amortiguaba el ruido de los taladros sobre los dientes.
El sitio era una consulta de dentista. Eso ya es desagradable. Pero esto era peor.
Aún peor por los otros dos condenados (¿o serían demonios menores encargados de torturarnos?). Dos viejas pechoñas, rancias, hediondas, ultraconservadoras, peladoras y retrógradas se comunicaban en su jerga junto a nosotros, gastando el poco aire que había en el lugar.
Su tema era lo mal que está la juventud de hoy en día. En realidad, solamente la vieja gorda, a quien llamaremos Ella, hablaba. La otra era la dialogante pasiva, remitiéndose a frases comunes, como "Uuuuuuuy, síiii", "malo, el mundo ¿ah?", "ya no es como era antes", "sí, pué'", y otras de igual o menos aporte al mundo intelectual.
La vieja guatona, aparte de todas esas características, era Testigo de Jehová (o sea, parece ser que sí era un demonio menor encargado de torturarnos), y tenía una hija que era una verdadera santa, que no carreteaba, no se toqueteaba con el pololo (que era un hueas, por lo visto), no fumaba, no tomaba. Era una santa. Santa huevona, las cagó.
Si las gallinas fuesen Testigos de Jehová, hablarían como esa vieja.
La tortura duraba una eternidad, tal vez varias. Era como algo sacado de una novela de José Donoso, que escribía de puros viejujos decrépitos y hediondos, URK. Todo por procastinar.
De pronto se abrió el pórtico, para dar paso a la vieja.
4 comentarios:
Primer Comentario: La vieja que secundaba en todo a "Ella" tenía algo muy notable, cuando Ella decía algo a veces se producía este fenómeno, yo creo que era hipnosis
Ella: Así como Juan era medio hermano de Jesús porque Juan era hijo de la hermana de María...
Secundona: Hijo de la hermana de María...
(Interrogante personal... eso no es ser PRIMO??)
O
Ella: Es que los valores siempre han sido los mismos...
Secundona: Han sido los mismos...
Y así, muchas veces más,la Secundona repetía casi sin darse cuenta y sin poder rebatir ningún argumento de Ella, debo reconocerle el mérito de que algunas veces quiso hacerlo, pero la hipnosis de Ella era demasiado fuerte.
Segundo comentario: Procastinar no es taaaan malo, la condena debería ser menor.
Tercer comentario: Jajajajaja, vieja de mierda... todavía me da risa.
Se me había olvidado el efecto eco. Acá en la casa siempre hueveamos a la gente que hace eso. El Seba lo hace muy seguido. Y debido a que lo mencioné, no comentaré más, porque es mi amigo....
no era tu perra?
La perra es la mejor amiga del hombre....
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