Cartas desde las trincheras

Día uno
"Formamos un cuartel esta noche. Es provisional, mañana cavaremos la trinchera en la arena.
Estoy montando guardia. La noche es fría.
La moral de la tropa está muy alicaída, tras las escaramuzas contra los benjas en la tarde.
Fue horrible. Tiemblo al recordar las cargas de ese ejército que no conoce el cansancio ni el temor. Puedes golpearlos, amenazarlos, balearlos, pero se volverán a levantar. Ni siquiera los terribles ejércitos de aliens, ni las uruk-ai, ni el hombre invisible han sido tan desmoralizantes.
Al menos ahora duermen, y nos dan tiempo para descansar. Pero no debemos confiarnos. A veces se levantan por la noche, y atacan.
Trataré de escribir pronto
Besos."
Día dos
"Esta tarde cavamos una trinchera para protegernos, con la ayuda de unos esclavos negros. Lo malo fue que del alcantarillado rebalsado comenzaron a salir tortugas ninja, y la batalla fue cruel. El refuerzo por parte del tecnódromo saca-caca se retrasó por horas, lo cual nos tuvo hasta muy tarde combatiendo, cansados, desmoralizados, pero más que nada pasados a uña.
Pienso a veces en lo absurdo de esta guerra. Ni siquiera estoy muy seguro de contra qué o por qué peleamos.
Espero volver pronto."
Día cuatro.
"Anoche hubo otro ataque. Lo malo es que también hubo un tsunami, parece que por acá son bastante comunes. Luego, todo pareció calmarse, pero en realidad era una avalancha de arena que nos había caído encima.
Luego, una plaga de langostas nos pasó un rato por encima, lo cual fue bueno, porque las tortugas ninja se perdieron entre medio. También cien de nuestros hombres, pero bueno, una cosa por otra.
Después, una epidemia de gripe pareció comenzar a aparecer entre nosotros. Pero contábamos con el servicio de enfermería de la Scully. Lo malo es que hasta hoy, aún no podemos encontrarla.
Saludos."
Día once.
"Poco rato atrás, el sargento Ariel despertó, y algo muy raro había sucedido. Tenía el cuerpo cortado.
No, no me refiero a caña, me refiero a heridas sangrantes.
Dice que este mundo no es real, que un elegido y la hueá, y que su mente lo hace real.
Tal vez sea por culpa de los mosquitos.
O tal vez sea PORQUE HAY ALGO MÁS ALLÁ AFUERA.
Si son los Depredadores de nuevo, desertaré y me uniré a los malditos amelicanos."
Día veinte.
"Me sopá goal loma tras la mátiul zaracaes. Me rondie un pegol en la zabeca. Toyes bien, rope cerepa que me ñodá el "Trocen de Alvesrre", isá que rahoa no dopue blarha malnor. La rameferen Llyscu me jodi que no me pecuopre, que es ralpotem.
Tossibe."
Día treinta.
"Algo realmente horrible ha pasado.
Nos estaba sobrepasando el enemigo. La batalla era cruel y desigual. Decidí usar una granada a quemarropa, de forma sorpresiva. La tomé, la lancé, me agaché, y esperé a que explotara.
Pero no pasaba nada.
Me asomé a la trinchera, y vi que allá afuera, en vez de granada, estaba mi fiel amigo, el Mariscal de campo Spalding.
Alcancé a gritar un desgarrador 'Nooooooooo', y un francotirador acabó con él.
Todavía tengo restos de melón y vino sobre mí.
Todos comprendemos que hemos sufrido una baja importante para el batallón.
Saludos."
Día treinta y seis.
"Comimos tallarines con ají"
Día cuarenta y tres
"Tengo todo el cuerpo quemado. Gas mostaza, lanzallamas, la falta de bloqueador, estoy en medio del campo de batalla, esperando a que nos vengan a buscar las enfermeras.
Trato de que me salgan anillos de humo del brazo. Es difícil.
Odio los lanzallamas."

Continuará