El Legado de la FPF

Tal vez la Federación de Paisanos Federados haya desaparecido.
Tal vez nol.
Tal vez todavía se erige allí, más allá de la Atalaya de Pel, siguiendo la Vía Gnómica. Ahora que muchas de las trochas se han escondido, esto es una leyenda.
¡Oh, FPF, otrora grandiosa!
Los ideales de la FPF permanecen en todo aquél que crea en ellos, incluso en los que jamás la pisaron (o pisaron en ella).
Como los antiguos caballeros medievales, como un Caballero de la Orden del Orbe, como Jedis, como Quijotes. Un Paisano se ciñe a un estricto, aunque a veces no tanto, código FPF.




Un Paisano blande su tos contra el mal (digamos, "allí donde more y krye").
Un Paisano protege al indefenso frente a los uñeros.
Un Paisano no hace andinismo con un Mezgo.
Un Paisano no dice "tomemos cooler".
Un Paisano tarda, pero ayuda con el techo de otro Paisano.
Un Paisano no distingue entre débiles y poderosos, ni pareceres políticos, ni doctrinales. Digamos, básicamente, que un Paisano es desubicado.
Un Paisano siempre está en guerra. Contra los rusos, los nazis, los de la Patrulla Roja, no importa demasiado. La idea es estar en guerra.
Un Paisano ve el Correcaminos.
Un Paisano siempre encubre los pecados de otro Paisano. Hasta que es interesante soltarla.
Cuando un Paisano corre, antes "salva al gato".
Un Paisano es un caminante.
Un Paisano privilegia a la Paisanidad. La FPF predomina.

Nobles Paisanos, la FPF está con nosotros, aunque muchos hayamos emigrado.